La dirección activa

Una dirección activa es capaz de variar tanto el nivel de asistencia como la desmultiplicación. Este último parámetro hace referencia a la relación entre los ángulos de rotación del volante y las ruedas directrices.

¿En qué consiste?

Una dirección activa es capaz de variar tanto el nivel de asistencia como la desmultiplicación. Este último parámetro hace referencia a la relación entre los ángulos de rotación del volante y las ruedas directrices. 

¿Para qué sirve?

La asistencia variable permite reducir el esfuerzo al volante a bajas velocidades sin perder la sensación de contacto a altas velocidades. La conducción a velocidades reducidas se caracteriza por sus grandes ángulos de giro (después de curvas en montaña, conducción urbana, maniobras de estacionamiento, etc…) y exige consecuentemente una dirección más directa (giro considerable de las ruedas para una pequeña rotación del volante). A altas velocidades, una dirección demasiado directa no sería aceptable ya que el menor movimiento del volante tendría una gran influencia en la estabilidad del coche. Es por ello que es necesario reducir la desmultiplicación. La dirección activa ofrece una asistencia elevada y una dirección más directa a baja velocidad y viceversa a altas velocidades.

¿Cuáles son los vehículos implicados?

Este tipo de dirección aún no se ha extendido demasiado en el mercado de la venta de coches. Se emplea en algunos modelos de las marcas Audi, BMW, Cadillac, Lexus y Toyota. La dirección activa también llamada AFS (Active Front Steering), ronda un precio de 1200€.

¿Cómo funciona?

El principio básico de la dirección activa es el de aportar una corrección de giro respecto al ángulo de rotación del volante. Dicha corrección se crea gracias a un motor eléctrico intercalado entre el volante y la cremallera. Siguiendo el sentido de rotación, el motor eléctrico aumento o reduce el ángulo de giro. Si el motor no se encuentra activo, o si está estropeado, el ángulo de rotación del volante no se corrige, pero la dirección se mantiene siempre operativa. Hay que destacar que la conexión mecánica perdura, lo que es vital para la seguridad. No se trata en este caso de una dirección eléctrica de tipo “by-wire” (sin conexión mecánica) vista en algunos prototipos. Mientras que la relación de desmultiplicación de una dirección convencional es de alrededor de 16, la de la dirección activa puede variar entre 10 y 20. A baja velocidad, un giro de un extremo al otro necesita más o menos 2 vueltas del volante, frente a las habituales 3 o 4. Esta variación exige a algunos conductores un periodo de adaptación, ya que deben de acostumbrarse a los ángulos de giro diferentes en función de la velocidad.

Lo que hay que recordar.

Esta dirección es completamente programable. Por ejemplo, es posible tener una relación más directa, aunque siga siendo variable, en el modo sport frente al modo confort, con el objetivo de realizar giros más cerrados. También se emplea para corregir una trayectoria combinándola con el trabajo del sistema de control de estabilidad ESC, ya sea en las curvas como en las frenadas con un costado más resbaladizo que el otro. Por último, tenemos que destacar que en algunos coches deportivos (ej: Mercedes y Porsche) se emplean direcciones de cremallera de paso variable. No se trata en este caso de direcciones activas, ya que su desmultiplicación no varía si no es con el ángulo de giro del volante.

Las ventajas

+ Mayor confort de conducción

+ Mayor seguridad gracias a su combinación con el sistema ESC

Los inconvenientes

- Tiempo de adaptación necesario

- Coste elevado